Sin embargo, tras esta temporada, la Justicia acabaría por condenar a la entidad a quince años de inactividad por lo elevado de la deuda acumulada. Además, la deuda de 2000 millones de pesetas que el club arrastra lleva a la Federación Castellano-Leonesa a excluirle de la competición. Tras ese año sin competir, el club recurre la exclusión y se le permite cautelarmente competir en la temporada siguiente en Tercera, finalizando ésta en un cómodo décimo puesto.